jueves, 24 de febrero de 2011

María Tudor

La inglesa María Tudor que nació el 18 de Febrero de 1515 era hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. En un primer momento María fue destinada a casarse con Carlos V pero al fracasar la consumación de dicho enlace, la princesa fue víctima de terribles tormentos hasta que finalmente subió al trono de Inglaterra como María I con treinta y ocho años de edad.

Su casamiento, que fue elaborado con fines políticos, se produciría como ya era costumbre tras la dispensa papal por tener lazos de consanguineidad con Felipe II, el cual se casaba por segunda vez. Antes del casamiento María, la cual poseía un retrato de Tiziano de su futuro esposo no tardó en experimentar los lazos de amor hacia su prometido. Los esponsales se celebraron por poderes el día 5 de Enero de 1554 siendo el conde de Egmont el representante de Felipe II. Como era costumbre, éste noble realizó el ritual de acostarse en el lecho de la esposa con una armadura para corroborar que no se llegaran a mayores intimidades más allá del simbolismo ritual que debía representar la escena. Más adelante el 25 de Julio, los esposos se vieron por primera vez y consumaron su matrimonio.

A pesar de que María Tudor no despertaba un gran deseo en Felipe II debido a su avanzada edad, parece ser que éste respondió fielmente a sus deberes como esposo y como encargado de dar un heredero a la corona. El primer avistamiento de un embarazó llegará con la sospecha del abultamiento del vientre de María, que aunque no llegaba a saberse con certeza, todo indicaba que estaba en estado de buena esperanza. Incluso ella misma llego a afirmar que en su vientre se movía una pequeña criatura. Sin embargo, el paso del tiempo hizo ver que no se trataba de un embarazo sino posiblemente de hidropesía (acumulación de líquido en los tejidos). Esto causó una gran decepción para María y para el resto de la corte y de la población ya que los preparativos estaban completamente terminados y se esperaba con rotunda seguridad el nacimiento de un varón. Parece ser incluso que la princesa estuvo en posición de parto y llegó a sentir los dolores del mismo.
En relación a esto parece ser que el obispo Bonner le infundió la idea de que todo lo ocurrido era un castigo divino por no continuar con la persecución de herejes y por ello María Tudor mando quemar a decenas de personas. Por otro lado, Felipe II se sintió engañado pensando que su mujer le había hecho creer la existencia de un embarazo para retenerle a su lado. Dado esto, los esposos no volvieron a tener otro contacto más allá del epistolar. Sin embargo cuando María realizó su testamento estaba convencida de que portaba un futuro heredero en su vientre, como consecuencia del encuentro que había tenido lugar con su marido pero todo ello era fruto de su imaginación o de su invención debido a sus ansias por ser madre. Además María Tudor anhelaba la creación de una dinastía que uniese ambos reinos y que aportase una consolidación de su ferviente fe cristiana.

María Tudor falleció sin descendencia el 17 de noviembre de 1558 debido a una enfermedad que la debilitó progresivamente sin ver cumplidos sus exacerbados deseos de ser madre.

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